
Este último proyecto de Wiggins, representa una casa adosada esplendorosa de piedra caliza en el Upper East Side de Manhattan, que sintetiza perfectamente un estilo inimitable. En esta casa habita una familia con dos niños pequeños, que requiere una mano hábil con el fin de honrar sus estructuras históricas, y a su vez, infundir un espacio suave, personalidad y calidez.
Contraste e interés visual
Además, explica Wiggins: “Cuando la compramos, la casa tenía todos sus detalles originales: molduras, ventanas, marcos de chimenea. Pero había sido sometida a una renovación bien intencionada pero austera que daba una sensación de blanco óptico”. La finalidad es tomar decisiones que creen contraste e interés visual, es decir, más matizadas, sin distraer su belleza inherente de la arquitectura.
Fue así como la diseñadora logró por medio de una interacción intrigante tonos sutiles marcados como sutiles por momentos estratégicos de saturación con espacios de colores intensos como el comedor. Cabe destacar, que este es el favorito de Wiggins hasta ahora en su carrera que funcionan muy bien para comprimir con una extensa distribución de la casa. Según dice: “Con una casa de este tamaño, tienes muchas oportunidades de crear esos momentos aireados y llenos de luz. Luego puedes decidir dónde quieres crear comodidad e intimidad”.
Selección de arte, muebles y objetos de Wiggins

Además, dice Wiggins: “Rara vez de compras con un estilo o una pieza específica en mente. Compro cosas que me dicen algo y luego trabajo para encontrar el lugar que les corresponde en un espacio”. Esto significa que el objetivo es alcanzar la variedad suficiente para ser más flexibles en los parámetros estrictos. Así que, no es solo adherirse a una singular estética singular, lo que es equilibrar el tono, el peso y algo especial intangible.
Tapiz antiguo en la sala de estar

Asimismo, afirma Wiggins: “Incorporar patrones nunca es fácil: en una habitación normal, es posible que tengas que elegir cinco telas clave, y cada una de ellas debe cumplir una serie de requisitos en términos de diseño, durabilidad y aprobación del cliente. Es un rompecabezas inmenso, pero la recompensa vale la pena”.
Este enfoque es extendido a espacios funcionales, así lo demuestra el tocador de la casa, Cabe destacar, que está respaldado por un tocador llamativo de madera original, además de un inodoro a juego. Este es un espacio sombrío y circundante que demuestra la teoría de Wiggins de que un tocador indicando que no solo es la funcionalidad, sino de sentirse increíble.
Fuente
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