Mientras iba conduciendo rumbo a mi cita con Isabel de Yzaguirre y Meritxell Margarit no podía dejar de pensar en lo que sería tema principal de nuestra charla, el color.
Mi reflexión iba encaminada hacia la dificultad de escoger el color apropiado que nos va a acompañar durante años en las paredes de nuestra vivienda, quizás en los muebles de cocina o en las tapicerías de nuestras sillas o sofá. Esta dificultad, ¿viene dada porque no queremos equivocarnos en una reforma que seguro representa un gasto importante? o quizás
¿Por qué queremos gustar?, ¿o porque tenemos miedo a no encontrarnos bien en un ambiente diferente y arriesgado?
Yo creo que la dificultad radica en que el color está directamente conectado con nuestras emociones, con nuestro lado menos racional, y al igual que la música que escuchamos, nos puede poner contentos, tristes y hasta hacernos llorar.
Diseñadora de Interiores