Observa cómo este arquitecto agregó un estudio a esta casa, te encantará. Se trata del arquitecto ecuatoriano Juan Alberto Andrade que completó la ampliación del complejo de viviendas multifamiliares colocando muros de tierra apisonada.
Esta casa se conoce como El Retiro, mide nueve metros cuadrados equivalentes a 97 pies cuadrados, lo que duplica el espacio común residencial de 305 metros cuadrados, es decir, 3282 pies cuadrados. Se sobresale del frente a lo largo de la calle, que desdibuja la línea entre el ámbito urbano y la vivienda privada.
El Retiro, una extensión residencial
Este lugar de nombre El Retiro es una extensión residencial de un hogar ecuatoriano, a partir de la idea de la arquitecta mexicana Lucía Martín López, Juan Alberto Andrade utilizó una estrategia para adecuar la vivienda que llamó López “crecimiento cristalográfico”.
En la búsqueda de la armonía entre lo nuevo y lo viejo, algunos arquitectos se destacan por su habilidad para integrar extensiones contemporáneas a estructuras existentes sin sacrificar la integridad del diseño original.
Un espacio de trabajo a la casa
La estructura ligera de techo de pino está inclinada desde la pared exterior existente que llega hasta el borde de la ampliación y rematada por un techo verde de metal. En su interior, el suelo de resina sirve como un contraste suave con el techo de madera en bruto, además de su carpintería integrada.
En su interior cuenta con una puerta corrediza de hierro que se abre al interior compacto, posee un espacio social, un almacén a lo largo de la calle y una biblioteca que conduce al espacio de trabajo común dentro del plano de planta que ya existe.
Ubicada en un tranquilo vecindario suburbano, la casa originalmente presentaba una estructura clásica de dos pisos con un jardín trasero considerable. Sin embargo, su propietario anhelaba un espacio adicional donde pudiera cultivar su creatividad y trabajar desde casa.
Entra en escena nuestro arquitecto, cuya visión transformadora y sensibilidad hacia el entorno existente marcaron el inicio de una colaboración excepcional.
Materiales naturales y colores neutros
El estudio se diseñó como una extensión contemporánea en el jardín trasero, con paredes de cristal que invitaban al paisaje exterior a fluir sin esfuerzo hacia el interior. La paleta de colores neutros y los materiales naturales, como la madera y el acero, se utilizaron para crear un ambiente sereno y minimalista que fomentara la concentración y la creatividad.
Un árbol que crece en el centro del plan
Un atrio pequeño permite que un árbol de 25 años se eleve en el centro del plano y que la luz se filtre en el edificio. Encuentras una ventana cuadrada de madera, que se encuentra protegida por contraventanas metálicas corredizas, por las que se puede observar un parque comunitario.
Casa original y nuevo estudio
La transición entre la casa original y el nuevo estudio se logró mediante una cuidadosa consideración de la escala, la proporción y los detalles arquitectónicos. Los elementos de diseño, como el techo a dos aguas y las líneas limpias, se reinterpretaron de manera contemporánea, estableciendo un diálogo armonioso entre lo antiguo y lo nuevo.
Como puedes ver, este arquitecto agregó un estudio a esta casa realizando una transformación arquitectónica en un testimonio del poder de la creatividad y el respeto por el pasado.
A través de una cuidadosa planificación, diseño innovador y ejecución meticulosa, el arquitecto logró agregar un estudio de ensueño a una casa existente sin comprometer su integridad arquitectónica.