Jessie Weiß, influencer, y Johan Fink, músico, soñaban con una casa propia en un barrio tranquilo de Berlín, ideal para criar a sus tres hijos. La pandemia y la llegada de su tercer hijo intensificaron su deseo de tener un espacio amplio y lleno de naturaleza. Sin embargo, lo que parecía una simple mudanza se convirtió en una auténtica odisea. La pareja pasó por situaciones inesperadas: compraron una casa sin verla, se encontraron con plagas, derrumbes y problemas estructurales. Decidieron documentar esta aventura en un pódcast llamado Maison Journelles – ¿Construir una casa sin divorciarse?, donde comparten con humor y sinceridad cada paso de su travesía.
Un nuevo comienzo: construir una casa desde cero
Inicialmente, Jessie y Johan querían remodelar una casa antigua, pero pronto descubrieron que esta opción era inviable. Después de comprar una propiedad en subasta y ver el estado ruinoso de la construcción, la pareja optó por derribar la casa y construir una nueva desde cero. No fue una decisión sencilla, ya que demandaba un gran esfuerzo, pero al final les ofreció la oportunidad de diseñar la casa exactamente a su gusto.
El resultado fue una casa blanca con toques personales y un diseño único. Jessie explica:
“No queríamos que pareciera una típica construcción moderna. Nos esforzamos por darle carácter, con arcos de medio punto en las ventanas y puertas que aportan un toque clásico y acogedor”.
Superando obstáculos y aprendiendo en el proceso
El camino no fue sencillo. La pareja enfrentó muchos contratiempos, desde problemas con el suelo y las aguas subterráneas, hasta moho en las paredes y engaños de proveedores. Para Jessie y Johan, compartir estos momentos difíciles en el pódcast fue una especie de terapia. “Hablar de nuestras experiencias era como ir a terapia y nos ayudó a desahogarnos”, cuenta Jessie.
Reformar una casa antigua desde cero, ¿vale la pena?
La pandemia, la inflación y la escasez de materiales también complicaron la construcción, lo cual hizo que la pareja tomara decisiones por sí mismos. Incluso, en un momento dado, tuvieron que asumir la dirección de la obra, informándose y aprendiendo sobre cada aspecto del proceso constructivo. A pesar de todo, lograron hacer de su casa un refugio que refleja su personalidad y estilo de vida.
Un diseño inspirado en el amor por la naturaleza y el diseño
La casa de Jessie y Johan es un reflejo de sus gustos y de su amor por la naturaleza. Desde un inicio, priorizaron el uso de materiales naturales y tonos suaves para crear un ambiente acogedor y armonioso. Jessie, apasionada por el diseño, se inspiró en ciudades como Copenhague y Milán y eligió cuidadosamente cada detalle, desde la piedra natural de la cocina hasta las sillas en tonos verdes que combinan con la vista del jardín.
La casa está llena de detalles únicos, como una majestuosa escalera que Jessie soñó mucho antes de que la casa estuviera terminada. En la cocina, una encimera de cuarcita verde conecta el interior con el entorno natural del exterior, creando un espacio ideal para la vida en familia.
La clave: el sentido del humor
A lo largo de esta travesía llena de dificultades, Jessie y Johan aprendieron que el humor y el apoyo mutuo son esenciales para enfrentar cualquier desafío. Ambos coinciden en que el humor fue una herramienta fundamental para superar cada obstáculo en el proceso. “Nos conocemos desde hace tanto tiempo que bromear sobre las dificultades nos ayudó a mantenernos unidos”, comenta Jessie.
“Para nuestra nueva casa, no queríamos una típica construcción blanca con forma de caja, como tantas otras. Sentíamos que le faltaría alma. Por eso, nos esforzamos en que el edificio pareciera llevar años aquí”, comenta Jessie.
Finalmente, cabe decir que en el diseño y la construcción, contaron con el apoyo del estudio de Kristina Wiese, un equipo joven de Berlín. “Me encantó trabajar solo con mujeres”, añade la influencer, refiriéndose a la experiencia de crear un hogar que refleja tanto su personalidad como su visión compartida.
Fuente:
revistaad.es