En la renovación de esta casa valenciana, Rosana Fuster, de Arkitandem, supo plasmar la personalidad vibrante de su propietaria, Nuria, en un espacio que mezcla serenidad y dinamismo. La decoración combina madera, blanco y detalles de color que capturan tanto la paz como la energía que Nuria buscaba.
Un contenedor de calma, blanco y madera con alma pop
La base de la casa es un diseño en blanco y madera, que aporta un ambiente de serenidad y bienestar. Sin embargo, Fuster añadió toques de color pop que hacen que cada espacio tenga un carácter especial. En la zona de cocina-salón-comedor, destaca una campana extractora amarilla de formas geométricas, que junto a las vigas pintadas del mismo color, añade un punto vibrante y alegre al ambiente. Este elemento fue fabricado a medida para darle a la estancia un toque único y moderno, que resalta dentro del ambiente neutral.
Soluciones creativas para un espacio con carácter
La estructura de esta casa de los años 60 supuso un reto para la arquitecta. Aunque la falta de pilares centrales dio mayor flexibilidad en la distribución, las vigas metálicas de gran tamaño dificultaron algunas partes del diseño. En lugar de intentar ocultarlas, Fuster decidió integrarlas como un elemento decorativo más, pintándolas de amarillo y convirtiéndolas en protagonistas del espacio. Así, estos elementos estructurales no solo cumplen su función, sino que también enriquecen el carácter visual de la vivienda.
Espacios que invitan al encuentro y a la creatividad
Con 120 metros cuadrados, esta vivienda ofrece múltiples áreas diseñadas para diferentes usos y usuarios. Una gran mesa en el área principal se convierte en el centro de la actividad familiar, sirviendo para comer, trabajar y estudiar. Además, los detalles decorativos, como los azulejos en naranja y blanco de la cocina o el papel decorativo en el baño infantil, añaden notas de color y estilo, evocando el arte pop.
4 colores recomendados para pintar el salón
Para el baño principal, Fuster optó por lámparas en tonos cálidos que se colocaron en degradado, aportando un ambiente acogedor y sofisticado. En toda la casa, cada elemento está pensado para que el espacio se adapte a los gustos y necesidades de la familia, con rincones que fomentan el encuentro y la convivencia.
Una transformación integral
La reforma no solo se centró en el diseño visual, sino también en adaptar la vivienda a los nuevos habitantes: una pareja y sus dos hijas. La casa, que antes tenía una distribución muy compartimentada y numerosos pasillos, fue transformada en un espacio abierto y funcional, con zonas diferenciadas para padres, hijas y espacios comunes.
El roble europeo, material predominante en la casa, aporta calidez y un toque de elegancia, complementando el blanco dominante en las paredes. Esta combinación de madera y blanco, junto a los toques de color, hace que la vivienda sea acogedora, moderna y funcional. Los detalles, como las griferías de la marca Icónico y los apliques de Marset, dan el toque final a un proyecto pensado para ser disfrutado al máximo.
Una casa en blanco y madera que refleja paz y vitalidad
Esta casa no solo es un hogar; es una expresión de la personalidad de sus habitantes. Cada detalle, desde los colores hasta los materiales, ha sido elegido para ofrecer un ambiente en el que la familia pueda relajarse y disfrutar. Al final, Rosana Fuster consiguió transformar un espacio antiguo en una casa moderna que equilibra la tranquilidad del blanco y la madera con la vitalidad de los colores pop. Un hogar donde el diseño y la funcionalidad se encuentran para reflejar paz y energía.
Fuente: revistaad.es