La iluminación, dentro de la decoración, es de vital importancia. No es posible concebir la decoración sin iluminación y de ella dependen muchos factores. Es por ello que darle la importancia
que realmente merece, además de importante es absolutamente necesario. A través de la iluminación se puede modificar el modo en que se percibe la decoración, es posible destacar determinados elementos decorativos o zonas y también a través de la iluminación se pueden ‘esconder’ pequeñas imperfecciones, la iluminación tiene el poder de otorgar o restar importancia al mobiliario, etc.
Lo ideal es contar con una iluminación bien planificada, bien distribuida y que cuente con los elementos adecuados, así, el éxito está asegurado. Sin embargo, descuidar la iluminación o hacer un
mal uso de ella puede llevar al fracaso a nivel decorativo. A la hora de decorar cualquier espacio tenemos dos fuentes de luz, la natural y la artificial. Ambas deben ser tomadas en cuenta para lograr un equilibrio perfecto.
Es necesario valorar las características y condiciones lumínicas del espacio, el tipo de estancia y el resultado que se pretende obtener y, en base a ello, decidir la ubicación, los puntos de luz, los complementos y la intensidad de la luz. Sin embargo, no se debe olvidar nunca la iluminación artificial y, la decoración también se debe planificar con la idea de aprovechar al máximo la
iluminación natural durante el día.
