Planteando una decoración monocromática
El blanco y negro es una elección cada vez más utilizada en todo tipo de ambientes debido, en gran parte, a la sofisticación y elegancia que esta combinación es capaz de imprimir a cualquier 1 rincón.
Sin embargo, es fundamental, a la hora de plantear una decoración monocromática, que exista un equilibrio para evitar desproporciones entre la luminosidad y la oscuridad.
El blanco, por su parte, impone simplicidad, estilo y contribuye al 50% en ese resultado elegante. Se trata de un color muy versátil, tanto que es capaz de combinar a la perfección con cualquier otro tono o color, y adaptarse fácilmente a cualquier estilo y entorno decorativo.
En ambientes que requieren o buscan gran luminosidad, es ideal utilizarlos de fondo, como base de la decoración y ampliarán visualmente los espacios y los dotarán de una pureza difícil de conseguir con otros colores.
El negro es el color por excelencia de la elegancia y del misterio
Por eso utilizado en la dosis justa el resultado puede ser sencillamente exquisito. Ahora bien, no podemos olvidar que, en ocasiones, el negro también es sinónimo de miedo, soledad, inquietud y otras connotaciones negativas; es por ello que las combinaciones, ya sea utilizado para añadir pinceladas de personalidad o como color base de la decoración, deben ser equilibradas y medidas a conciencia, para lograr exactamente el efecto deseado.
La combinación del blanco y el negro en la decoración es un clásico. Y la clave para lograr ambientes sobrios, elegantes, con estilo y personalidad propia, radica en equilibrar de forma adecuada la luminosidad del blanco y la oscuridad del negro.
De conseguirlo, obtendrás también una ventaja infinita, y es que esta combinación de colores no entiende de modas, temporadas, ni siquiera de tiempo.