El recibidor , el grande olvidado
El recibidor es una de esas zonas de la casa a la que menos partido solemos sacarle. Sin embargo, bien aprovechado, puede ser la clave para mantener la casa en orden.
No importa si el espacio es muy amplio o es pequeño, siempre encontraremos alguna solución adecuada que nos permita sacar el máximo partido al espacio y convertirlo, además de en un rincón agradable, en un lugar práctico y cómodo.
Poder almacenar en el recibidor todo aquello que precisamos al entrar o salir de casa es una gran ventaja. Por un lado nos evita lo tedioso de perder las llaves por la casa, el no saber dónde hemos metido el sombrero o la cazadora, incluso nos facilita el mantener los zapatos que utilizamos cada día ordenados y listo para calzar nuestros pies al salir de casa.
Por todo ello, el apostar por mobiliario sencillo y que a la vez nos permita guardar todo lo necesario, es la clave…
Contar con una mesita en la que podamos dejar o guardar las llaves y pequeños complementos es una buena opción. Y si no es posible, hay un sinfín de colgadores de llaves para la pared con mucho encanto y aptos para todos los gustos y estilos; además, no ocupan casi nada de espacio, no más del que ocuparía un cuadro.
Si tu recibidor te permite incluir en él un pequeño armario en el que poder dejar las chaquetas, sin duda contribuirá a hacer de tu casa un lugar más cómodo.
Y si no tienes espacio para un armario, siempre puedes recurrir a incluir una pequeña barra con algunas perchas. Incluso, puedes aprovechar la pared para colocar encima una balda que puede servir para dejar los sombreros o colocar algunas cajas que sirvan para almacenar.
Otro elemento ideal en un recibidor es un banco. Aunque, si no hay espacio, como siempre, podemos jugar con los elementos y apostar por otros que se adapten mejor al espacio, como una silla, un taburete o un puf, por ejemplo.
Son tantas las opciones y posibilidades…
Solo tienes que inspirarte, analizar el espacio de tu recibidor y ponerte manos a la obra. Mezcla, combina, experimenta. La clave está en probar hasta dar con el probador ideal para tu casa.