Hoy en día podemos encontrar cantidad de elementos pensados para proteger a los peques de cualquier peligro que les pueda “acechar”: protectores para los enchufes, para las esquinas de los muebles, topes de puertas para no pillarse los dedos, barandillas para la cama… y es a este último al que en este post quiero a hacer mención.
He de reconocer que como elemento de seguridad tiene su utilidad, pero como elemento decorativo, no responde a todas las “exigencias”.
Es por esto hay soluciones alternativas, como pegar la cama a la pared, en cuyo caso se queda el otro lado libre y por lo tanto seguimos teniendo el mismo problema; pero lo cierto es que existen otras soluciones que no me disgustan nada, como la posibilidad de poner la cama, literalmente, a ras de suelo.
Una buena solución teniendo en cuenta que bajamos la distancia de caída al nivel de suelo, por lo tanto los daños se minimizan considerablemente.
En las imágenes que ilustran este post, hay diferentes soluciones de camas infantiles situadas a niveles sorprendente bajos y cuyo resultado estético es de lo mas agradable ya que si nos preguntamos cómo se sentiría mejor el pequeño, la respuesta está clara,
¿es mejor tener que subirle hasta una cama de la que no pueden caer y de la que probablemente tampoco puedan bajar solos o es mas divertido bajar el plano hasta una altura a la que ellos solos puedan acceder?
Naturalmente dependerá del nivel de “inquietud” del niño y de múltiples características del resto de la casa, como de los propios padres; pero lo cierto es que el resultado, además de poder resultar más económico en algunos casos puede ser estéticamente muy original.
De diferentes estilos y realizadas con variedad de materiales, el conjunto puede ser en ocasiones sencillo o responder a características mas complejas, desde una colchoneta en el suelo tipo futon japonés hasta una verdadera estructura de madera imitando una caseta, pasando por la clásica cama infantil, pero de dimensiones realmente reducidas.
Todo vale para poder hacernos creer que hemos viajado hasta Liliput cuando entremos en la habitación de los mas pequeños y conseguir que ellos sientan que las cosas están hechas a su medida.
Por Cristina, de All Your Sites Blog